hoy caminé bajo la lluvia sin mojarme... mientras lo hacía, parecía que las gotas caían alrededor pero ninguna rozaba siquiera el halo de mi aura. extraño paseo, el que, además de conmovedor (oh sí, milagro) me recordó el porqué no me gusta la lluvia. ayer mismo una alumna me hacía esa pregunta y yo sólo contestaba el -no sé--- simplemente no-. hoy nítidamente la respuesta salta ante mis ojos: la lluvia para mí evoca, claro, un sinfin de pensamientos, entre ellos puede que hasta la mente en blanco tenga cabida; la paz, el fulgor blanco de los cielos en algunos nublados (ese tipo sí me gusta) o bien, cuando están tan cargadas las nubes que se ven oscuras, justo eso, me recuerda a la película del jinete sin cabeza jajaja... pero lo que en sí me hace sentir en sí... ... ... ... es una sensación de fragilidad . me regresa a momentos en los cuales me sentí d esprotegid a . eso es claro y obvio para alguien como yo, puesto que, cuando hay lluvia todo el mundo corre, se guarece en algún lado