1er. lección

 Este viaje ha traído señales, lecciones, aprendizajes... de todo.

Aunque éstos últimos han sido difíciles de llegar. Muy difíciles de alcanzar. Es más, creo que no lo he logrado del todo.

Lo primero:

******* Abre los ojos, escucha más.

No sólo a personas. No sólo a mi misma. Sino a todos los eventos y señales. Ejemplo: no me iban a dejar abordar el avión en México, sino hasta el día siguiente.

Esto fue porque el resultado de la prueba de PCR no había llegado, y era necesaria para el arribo en Chile. Oh sorpresa. Terminé llegando tres días después. Todo por armada, por aprehensiva a querer que todo saliera conforme a plan. Por correcta... en fin, da igual. No escuché. Había una razón para ello, más allá de la tardanza del laboratorio.

Ello me llevó a gastar todo el presupuesto que tenía para viajar los fines de semana acá, o bien, el que tmb traía por las eventualidades ACÁ. Fue tan traumático todo después de presionar al laboratorio a que me diera los resultados para poder abordar... Basta decir que no había salido al mundo exterior en más de dos años. Y esto es literal. 

Construí tantas vallas. En eso se traducen los 20kg de más... para sentirme protegida cree una fortaleza. Ante la gente, ante el contagio... Y paradójicamente esto me llevó a la debilidad y vulnerabilidad mental. 

Esta exposición me llevó a sentir miedo de una manera jamás experimentada. A que casi me diera un ataque de angustia en pleno aeropuerto y varios más en la calle, y claro, a sentirme perdida y en peligro. Esto pudiera también ser literal. Dios es grande y los ángeles también me protegen. No hay otra forma de agradecer y expresar que una vez más la experiencia tan terrible en ambientes tan solos e inhóspitos. Temer de verdad. Llegar el día de abordar con tanto miedo. Temblando no sólo por el frío y llorando, con la respiración entrecortada.

Y esto es aumentado mil veces por lo que dije al inicio. En términos psicológicos, viví una inundación completa de estímulos.

Después de eso, volver a romper mis barreras.

Me encuentro batallando conmigo, con la forma que no interactúo con el exterior, háblese de personas, de ciudad, de casa. y con la forma en que sí interactúo conmigo, tan cruel y despiadada. Tan pasiva. Tan titubeante.

Ahora me encuentro ya habituada y con cierto sentido de seguridad.

Aún falta construir recursos. Recuperar mi confianza y fe perdida.


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