De vidente no morirías de hambre

Por que cuando conoces a alguien, lo sabes.
Intuición le dicen.
Y aunque te empeñes en cegarte, no puedes.

De verdad no me puedo imaginar qué pinche hombre chingón me espera, porque aunque me aferre o "le eche ganas", la vida pasa como barredora quitándomelos de en medio.

A muchos les he dejado ir, puesto que descubrí que no eran para mí, me había hecho daño o exigían aquello que no podía darles... lo que ellos querían de mí. Para ello he aprendido que

El amor no se exige, se da.
Los sentimientos no se piden, simplemente fluyen.
La atracción cesa cuando la boca pesa.

A otros, como en este caso, los he dejado permanecer y disfrutado pero parece que se organizan desfiles con antecedentes sólo para mí.

Aún así, agradezco las señales, que van más allá de mi tristeza...
agradezco entonces, el desconcierto porque prefiero mil veces frenar y cambiar de rumbo que quedarme a perder el tiempo.

Mil veces antes de ensoñaciones varias, corazones rotos y desconsuelos.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Ser adulto es aprender a llorar con horario.

Terminando, pasando y soltando.