La pelotudez no depende de la edad.

Creo yo que más bien se debe a la historia de vida de cada quien.
Ojo, que en ella están los padres, los hermanos, la familia completa, la familia adoptada (amig@s, novi@, cónyuge, pareja, business, etc), P E R O que éstos sólo son cortometrajes en el festival de la vida.
Algunos nos gustan, otros no tanto y otros ni siquiera quedan ganas de volverlos a ver.
Con una mirada es, fue y será suficiente.

Sin embargo hay de esos personajes que parece más bien anuncios previos a una peli en el cine.
Una peli que estás taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan ansioso por ver y que estuviste esperando mucho tiempo.
Te los chutas. Sin más. Con la esperanza que sean por lo menos entretenidos pero no cuentas con que algunos resultan ser los 3 ó 5 minutos más inútiles de tu historia.
Y peor, algunos son molestos.

Pues así justito hay personas y lapsos en la vida.
Esos  que te chutas sin más. Que pasados unos cuantos aprendes -o puede que no te quede de otra- a no chistar, sino a esperar a que pasen.
En esos momentos justo es cuando necesitas respirar, sacar pilas para tu aparato, de no sé donde -algunos dicen que se llama interior- y también de las personas a tu alrededor.

Siguiente pero:
no todos saben o pueden pasar lapsos contigo.

Muchas personas dicen que cuando creces te das cuenta que en la vida no hay amistad, que en la adultez sólo hay competencia y compañía conveniente.

A pesar de que pueda tener pruebas fehacientes de ello, prefiero seguir en mi ingenuidad adolescenteril.
Porque yo sé quién soy y quién me gusta ser.

Sé quién soy y a dónde he llegado, y eso no ha dependido de nadie más que de mí.
Es una lástima que ahora mismo tenga que lidiar con gente que siente que si no pisa no avanza o que a huevo tiene que competir y poner tierra para afirmarse a sí misma.
Peor, que la tienes tan cerca y que hasta tan bien te cae que es injusto cuando miras tu espalda y ya te han dado la primer puñalada. 

Crecer y madurar es aceptar
 Tolerar no es sinónimo de aguantar.
No porque yo halla llegado, ja, me falta mucho, sin embargo voy en camino. 
Puedo preciarme de ello; hoy puedo decir que si salgo raspada, sé qué remedio ponerme. Y eso está en mí, no en regresar el madrazo o andar con "la espada desenvainada". Aceptando al otro (por vil que pueda ser) y aceptando sus mil y un manifestaciones.

Tampoco tengo porqué andar sigilosa para no contar mis movimientos por el "me lo va a ganar"... pfff esa postura es algo que no entiendo y que tampoco preciso hacerlo. 
Si bien da un reverendo coraje con hoyo en el estómago el toparte con gente desconfiada y competitiva a lo estúpido, al pasar del tiempo la vida es la que se encarga de poner a cada quién en su lugar o bien, también de hacernos ver lo pendejos que somos o fuimos.

Como especialista del desarrollo, yo sigo a favor de la transición, no de la crisis (a pesar de haber pasado periodos instalados en ésta última). 
Lidiemos con nuestros issues individualmente y tratemos de hacerlo de la mejor manera.
Dejemos de creer en que ser un pelotudo es parte de la vida o que es parte de tener cierta edad.
Crecer y madurar es aceptar tanto a tí mismo como al otro.
Saber que es un pelotu@ HDP al cuál saber hasta dónde tolerarle.

Tolerar pelotudez no es lo mismo que aguantarla.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Ser adulto es aprender a llorar con horario.

Terminando, pasando y soltando.