¿Qué se puede decir?

De la muerte, en realidad.
Nada.
¿Qué se puede sentir, de la muerte...?
Todo.
Cada que me encuentro frente a este cierre, 
me desorganizo y reorganizo.
Pienso de todo.
Sobre lo que he hecho y lo que no.
Lo que hicieron por mí  y lo que no.
Lo que sentí y lo que no.
Si te dije que te quería, que si no.
Y en automático pienso en todas las personas a mi alrededor.
Todo ello me llena de dicha, miedo y terror.
Dicha por ser tan afortunada de tener tanta gente chida, a la que quiero y  me quiere.
Miedo de perderlos algún día.
Terror por no tener la vida comprada.
Y aunque sé que la muerte es lo único que tenemos seguro,
no logro resignarme a la idea de un fin, y menos en determinadas maneras.
Lo único, en resumidas cuentas, que puedo hacer
es amar con todas mis fuerzas, 
porque, no sé si mañana...
si en la vida no hay hubieras...
en la muerte, menos.

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